En Quito Gurudeva Paramadvaiti nos dejó el mensaje de su amor:
La familia espiritual es una realidad, tan real como abramos nuestro corazón.
Srila Prabhupada nos trajo con su sonrisa oceánica su corazón oceánico donde todos pueden refugiarse. Él vino a dar amor oceánico al mundo, no vino a pedir ni llevarse nada.
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